Reflexiones sobre lo efímero y lo fugaz

Actualizado
  • 03/05/2024 00:01
Creado
  • 02/05/2024 19:19
‘Lo que mañana ya no será’ es el nombre de la exposición que presenta Donna Conlon en la galería Diablo Rosso. Una mirada a la vida y la belleza de su cotidianidad

Donna Conlon es bióloga. Su interés y preocupación por la tierra, los seres vivos y el medio ambiente son evidentes en sus trabajos. Y como bióloga, la observación es una de sus principales herramientas al abordar un proyecto. “Todo este proceso de usar plumas como evidencia de algo que ha ocurrido empezó cuando estaba caminando y encontré unas 500 plumas al lado de una via. No había cadáver, no había huesos; solamente plumas, pero muchas. Era obvio que pertenecían a un solo pájaro y que este no pudo haber sobrevivido”, recuerda Conlon.

Esa experiencia la marcó. empezó a recolectar plumas en sus caminatas diarias. De esta colección surgieron varias piezas: un video, que lleva el nombre de la exposición; dibujos en plumilla con detalles en acuarela, una pieza escultórica cuyo objeto principal es la pluma de una colorida ave. Son fragmentos efímeros, vidas truncadas, momentos que pueden ser tan trascendentales como cotidianos, que forman parte de la existencia y que pueden contener belleza.

“La manera más sencilla de describir el video es que es la historia de una pluma que cae en el bosque, pero realmente a nivel simbólico es mucho más. Esta pluma representa un ser vivo que, o pasó por ahí o está por ahí, no sabemos. Es evidencia que dejan las aves que, a diferencia de los mamíferos o los reptiles de los que encontramos huellas, pero no encontramos tan fácilmente pelos o escamas. Por el carácter de las plumas estas permanecen bastante rato”.

Además de ser evidencia de vida y muerte, las plumas que encontró Conlon representaban “la fugacidad de los seres y de los encuentros que tienen unos con otros”.

El video principal, ‘Lo que mañana ya no será’, se despliega en tres pantallas que en algún momento muestran imágenes diferentes y, en otras, dan continuidad a la ruta que tiene esta pluma, decidida a capricho por la brisa.

“Decidí editar en tres canales, porque quería fragmentar la historia, quería dar una sensación igual a cuando uno va caminando en el bosque y ves algo aquí, escuchas algo allá y todo se suma a crear una sola experiencia”, comenta.

El video se completa con una toma en fondo negro que resalta una cantidad de plumas blancas que van cayendo. Finalmente, estas plumas caen sobre la proyección de un bosque –no sobre el bosque real– lo que hace que las plumas se confundan con el verde de la proyección.

“Quería llevar el video de lo real, lo muy conectado a los sucesos reales, la pluma cayendo en el bosque, a una visión casi de ciencia ficción cuestionar ¿qué pasará?, ¿qué va a pasar si eso sigue, si sigue el cambio climático, si sigue la extinción de especies? Esta última parte es mi visión interna, mi experiencia de encontrar la evidencia de un solo ser, ¿qué pasa si solo quedan plumas y no tenemos nada más o si solo quedan esas proyecciones?”. Para Conlon es más bien la representación de un mal sueño o una escena de ciencia ficción sobre un futuro que aún no entendemos.

Sobre la filmación, la artista detalla que es la primera vez que hace un video en tres canales y la experiencia le resultó muy satisfactoria. “Me encantó poder jugar con el tiempo y el espacio y ayudó el hecho de que la historia no es lineal, que es más una experiencia en la que cada persona puede sacar sus conclusiones”.

El recorrido de las plumas está enmarcado por Diseño de sonido: Samuel Larson Guerra. “El sonido es muy importante, siempre cuido mucho el sonido en los videos y esta vez no quería un sonido literal, esto no tiene sonido definido de bosque que conocemos. Entonces trabajé con un diseñador de sonido mexicano que es también músico y editor”.

Conlon quería lograr algo más parecido a una banda cinematográfica y cuenta que, “el proceso fue muy interesante porque le hablé del significado, de la parte emotiva, de la parte simbólica y a partir de eso él empezó a presentar propuestas, las conversamos, y fuimos ajustando. Fue un proceso muy rico”.

Los sonidos del bosque, que funcionaron como una base para la banda sonora fueron grabados en Gamboa, donde también se hizo la filmación del video. Sobre esta base se escuchan flautas, sonidos que identifican las plumas. En la escena de las plumas que caen sobre un fondo negro, Larson Guerra juega con la altura a la que finalmente cae cada pluma. Mientras más alto en el plano, más agudo el sonido, como en la posición del pentagrama. “Se conectó el sonido con lo visual de una manera musical, en vez de ser algo literal”. También se generan vacíos de sonido, que refuerzan la ausencia en el espacio.

“En comparación con otros vídeos es mucho más poético, surreal, libre”, dice Conlon sobre su trabajo.

Otras personas que colaboraron en esta obra son Víctor Mares, como director de fotografía; Tania Alvarado en la corrección de color y Frank Zamora con los gráficos en movimiento.

Plumas en plumillas

Del uso de las plumas recolectadas en sus caminatas diarias nacieron dibujos en plumilla. Y estas obras tienen una conexión con historias personales de Conlon.

Durante una visita a su madre, en Texas, Conlon decidió reconocer el terreno del patio trasero de su casa y recoger todas las plumas que pudiese. “Es un espacio ahora de mucha tristeza, conflicto familiar y tensión, porque ella tuvo una caída hace un año y tiene miedo de volver a caer, por lo que caminar en el patio se ha convertido en algo imposible para ella. (...) Fue mi manera de marcar este momento, ese espacio y ese encuentro con el espacio. Así nace un díptico que se llama ‘El patio de mi mamá’.

Al otro lado de la sala de exposición está ubicada ‘Bitácora de los días’, colección de plumillas en la que cada uno de los dibujos representa la colección de plumas de un día de caminata en escala real, lo que ofrece al espectador claves para entender qué tipo de ave era, su tamaño y qué ocurrió ese día. Si se trata de una sola pluma, en buen estado, probablemente el pájaro la mudó. Pero si son muchas y están en mal estado, es señal de que ocurrió algo malo.

“Son cosas que pasan, es vida. Es simplemente evidencia de la vida diaria. Y puede ser que cada una sea una situación distinta... y puede que todas sean situaciones distintas mías, porque hay días que estoy súper obsesionada y camino largo tiempo, y hay otros días que encuentro algo y es tan especial, que ya luego no me interesan las otras cosas; eso siempre pasa con el observador”, aclara. “Cómo te sientes hoy afecta tus observaciones del mundo, afecta tus pensamientos, etc. Entonces nada es totalmente objetivo. hay mucha subjetividad y aquí estoy abrazando completamente la subjetividad”.

Algunos de esos dibujos tienen breves destellos de color, con acuarelas. “Empecé en blanco y negro, pero luego hubo unos momentos que decidí que el color era tan especial, que lo tenía que representar. Personalmente no había tocado acuarela en años, pero necesitaba algo así, sutil”.

Para la artista, el impacto que tenga su obra “puede ser chiquitito, pero creo que si mi obra tiene impacto es ese poder cambiar tu perspectiva tal vez un poquitito, quizá por solo un rato, pero yo creo que es importante observar el mundo alrededor nuestro. Todo, lo social, lo político lo ambiental. A veces tenemos que sacudirnos uno al otro”.

Una pluma de guacamaya posada sobre un candelabro ofrece también evidencia del paso del tiempo. Perteneció a una guacamaya bandera que vivió muchos años con una familia y esta ha guardado sus plumas como un recuerdo de su vida. “Es algo muy personal. Si la obra se vende, no voy a lucrar con ello, voy a donarlo a un proyecto de reforestación local”, dice.

La exposición presenta también el video “Presagio”. Es de 2022, pero su temática calzaba perfectamente en esta colección.

“Es el vuelo de un ave, de un pájaro, pero solo se ve una sombra. Va desde un bosque prístino, rico, hacia tierras más y más afectadas por el ser humano. La idea original la tuve dentro de la ciudad. Vi un pájaro volar, pero solo vi la sombra y me pareció que sería un buen video porque la idea es metafóricamente muy poderosa. La sombra es la ausencia y la presencia a la vez, es como un fantasma, es algo real-no real; como una huella, y decidimos combinarlo con las otras obras porque están en el mismo espíritu de evidencia de algo que no se puede ver exactamente, así como la fragilidad y lo efímero”.

Como en las demás obras, queda abierta la interpretación. “Yo creo que un error que comete el arte, especialmente ahora, es ser demasiado didáctico, demasiado literal. Es importante dejar espacio para la interpretación. Obviamente estoy dirigiendo tus pensamientos hacia algo, pero prefiero que llegues a tus propias conclusiones. No hay que perder la poesía. Inclusive, en obras muy políticas, con temas muy fuertes, yo creo que hay que tener un balance entre lo conceptual, que obviamente es muy importante, y la belleza y la poesía y la música que es parte de eso”, asegura.

Para Conlon, “todo esto tiene que ver con pájaros y no tiene que ver con pájaros. Todo esto muy general, el no olvidar observar cuando vamos caminando, cuando estamos sentados, hablando con la gente. No olvidar estar abiertos a recibir. Hay muchas cosas que ver alrededor y hay magia en lo ordinario. Hay cosas especiales inclusive en los peores momentos. Inclusive en las peores situaciones hay belleza si la sabemos reconocer”, concluye.

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