• 08/05/2024 23:00

El fin a dos mil años de dependencia

Hoy, más que nunca, se siente la necesidad por un liderazgo y ejército liberal en el Medio Oriente. Gran parte de los 15 millones judíos en el mundo son víctimas de un inexplicable odio que, sin una autoprotección, serían exterminados [...] Israel no solo tiene un derecho a su existencia, tiene una obligación

Este 14 de mayo se celebra el 76 aniversario de la fundación del Estado de Israel. Pero, ¿de quién Israel realmente se “independizó”?

Según encuentros arqueológicos como la “Ciudad de David”, desde el siglo X AEC judíos vivieron en lo que es hoy Israel y sus alrededores. En el año 70 AC los romanos invadieron a Jerusalén destruyendo el segundo templo, expulsándolos del territorio. Por dos mil años los judíos se esparcieron por el mundo dependiendo de líderes xenofóbicos, bajo una constante amenaza, ya se llame Inquisición, Pogromo, Holocausto o más recientemente el terrorismo y el antisemitismo institucional.

Durante 20 siglos esta ardiente región cambió de bordes, nombres, población y religión, todo según el imperio de turno. A las tierras de Yehuda e Israel, los romanos llamaron Siria Palestina, unos 600 años antes del islam. Desde el siglo XVI la gobernaron los otomanos hasta que los británicos la recibieron como “premio” al final de la Primera Guerra Mundial. Por cuatro siglos los turcos no invirtieron en esta desértica provincia de su vasto imperio.

Desde el siglo XIX, con una nueva alza en el antisemitismo, los milenarios exiliados judíos regresan a esta área conocida desde 1917 como el Mandato británico de Palestina. Allá nace una nueva generación de judíos, quienes reconstruyen ciudades, resucitan al hebreo y hacen florecer al desierto redescubriendo antiguos sitios sagrados.

Después del Holocausto, los británicos la abandonan iniciando en 1948 una guerra entre los establecidos ejércitos árabes vecinos y una coalición mundial de judíos. Con la parcial victoria judía, los pocos árabes del área se dividen en dos: los prósperos y civiles israelíes y los pobres en Gaza y el Banco Oeste.

Este breve recuento sugiere que Israel no se independizó de los romanos, turcos o británicos. Israel se independizó de todos los pueblos, países e imperios del mundo que por más de dos mil años no pudieron aniquilarla. Subyugados a estos imperios, de los cuales ninguno sobrevivió, los judíos dependieron de la “buena voluntad” del canciller, rey o sultán de turno. En todos estos pueblos (inclusive el alemán hasta la década de 1930) los judíos prosperaron en paz, pecando al no esforzarse por autogobernarse o defenderse, sufriendo de la ciega confianza en sus dirigentes.

Hoy, más que nunca, se siente la necesidad por un liderazgo y ejército liberal en el Medio Oriente. Gran parte de los 15 millones judíos en el mundo son víctimas de un inexplicable odio que, sin una autoprotección, serían exterminados. Lo más irónico es la actual hipocresía de los antisemitas occidentales que con tanta violencia en África, Ucrania y hasta en Irán y China, ellos protestan los ataques de Israel en Gaza donde se esconden cobardemente los terroristas de Hamás usando a su inocente población como escudo humano. Estos estudiantes de Harvard o empleados de Google protestan en contra de “la guerra” sin mencionar a la peor masacre de judíos desde el Holocausto ocurrida el pasado 7 de octubre. De vivir solo una semana en Gaza, estos “justicieros” valorarían rápidamente la libertad que proveen las democracias que ellos mismos critican.

Israel no solo tiene un derecho a su existencia, tiene una obligación. De no existir, no solo los judíos estaríamos en peligro, sino toda democracia liberal. Las autocracias violentas están recobrando más fuerza y audacia ante la pasividad del occidente. Putin se atrevió a invadir a Ucrania en el 2022 al ver a nadie le importó la invasión a Crimea en el 2014. Una minoría armada en Venezuela se ha tomado de rehén a su propia población explotando los recursos naturales del país con corrupción y violencia.

Nos arriesgamos al ignorar las viles intenciones de estos gobiernos autoritarios. Debemos garantizar de que la historia no se repita: hace 80 años millones de judíos europeos no se organizaron para combatir a los nazis, confiando en que su exterminio no es real. En Israel del 2023, el mesiánico y corrupto gobierno de Netanyahu se confió en que Hamás no atacaría. Es esta ignorante vanidad la que debe ser combatida por los liberales. Israel no solo se defiende a sí misma, sino el cómodo estilo de vida en el que se respetan los derechos del individual, como la protesta, y que los mismos protestantes no aprecian. Toda persona que no sea un hombre heterosexual, rico y corrupto debe de preocuparse que estos “wokes” no lleguen a posiciones importantes.

Gaza quiere destruir a Israel, pero no puede. Israel puede destruir a Gaza, pero no quiere. Es este valor humano por la vida el que debemos de proteger, pues de no hacerlo, corremos el riesgo de perder todos los demás. De Israel o Ucrania caer, o Irán u otro grupo terrorista conseguir la bomba atómica, el mundo como lo conocemos dejará de existir. Así como muchos negaron la posibilidad de una pandemia mundial hasta que fue muy tarde, muchos se arrepentirán de no haber apoyado a Israel cuando pudieron. De no hacerlo, podremos ser testigos del final de una era de libertad y prosperidad para entrar en una de dependencia, miedo y tiranía para la que no habrá vacuna.

El autor es arquitecto
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