• 01/09/2022 00:00

El verdadero diálogo: respeto y escucha empática

Quienes argumenten que no son proclives al diálogo puede que sean ermitaños y vivan aislados de la sociedad, o bien utilicen el monólogo como su herramienta de comunicación.

Quienes argumenten que no son proclives al diálogo puede que sean ermitaños y vivan aislados de la sociedad, o bien utilicen el monólogo como su herramienta de comunicación. Lo cierto es que, en realidad, diariamente, tenemos que dialogar con quienes nos rodean para, como decía Platón (387 A.C.) en sus famosos Diálogos, vivir una vida buena y feliz. Recordemos que hablamos del intelectual que caracterizó toda la tradición filosófica de occidente.

Los diálogos de Platón son obras que siguen siendo relevantes por más de dos mil años, y es algo valioso que debemos revisar y leer, aunque no seamos filósofos expertos. Esta valía reside en tres elementos fundamentales que gravitan en su obra: La educación es lo más importante, reflexiona por ti mismo y que la información no hace la sabiduría. Una gran verdad, validada en esta época de la información, donde la desorientación es tan grande que las personas están expuestas a una gran cantidad de la información, logrando caer en la desinformación y las contradicciones.

En definitiva, algunos estudiosos consideran al diálogo como un proceso de comunicación que reclama un gran trabajo, porque implica un compromiso de las personas por comprender y escuchar a otros con mucha atención.

Por otra parte, vale la pena subrayar que el tipo de diálogo que utilizamos es de gran importancia. En comunicación, el diálogo se puede caracterizar por la intención, las circunstancias y la interpretación. Cada uno tiene sus cualidades y requerimientos. Sin embargo, para que cada uno de ellos sea efectivo se requiere de dos grandes consideraciones: el respeto y la escucha.

Un diálogo real y efectivo inicia con la escucha. Y es aquí donde se manifiesta el respeto al otro, porque escucharlo y empatizar con él, es el principio de todo. Se puede decir que el diálogo comienza con la conversación y conlleva a la deliberación.

De acuerdo a la EDU.DIGITAL, para propiciar diálogos constructivos y el pensamiento en con-junto, hace falta dominar los tres niveles fundamentales de interacción humana: producir acciones coherentes, es decir, que las personas tengan conciencia plena de sus propias contradicciones; crear estructuras de interacción fluidas, evitando los pensamientos estereotipados que limitan las conductas y, finalmente proveer un espacio para el diálogo, es decir, prestar atención a la “arquitectura de lo invisible”, se trata de las situaciones que propician u obstaculizan los intercambios interpersonales, para su mejor aprovechamiento.

Por su parte, el camino negativo en el diálogo implica una actitud defensiva improductiva que desencadena discusiones controladas y eventualmente competitivas o de directa confrontación. Llevado este tipo de situación al plano del debate, da lugar a que las partes se conviertan en combatientes, y sean eventualmente, derribados, lo que no es deseable que suceda.

El Instituto Toda para la paz de la Soka Gakkai, propone 10 principios para llevar un diálogo constructivo, entre ellos podemos mencionar: honrar a los demás y escucharlos con el corazón y la mente, buscar una base común para el consenso, pero evitar el pensamiento grupal y reconocer y respetar la diversidad de puntos de vista.

De igual manera, evitar cualquier interpretación inapropiada o extemporánea, reconocer la contribución de los demás a la discusión antes de destacar la propia, hay que recordar que el silencio comunica; identificar los puntos fundamentales de divergencia que requieren mayor discusión y nunca distorsionar el punto de vista de los demás para resaltar el suyo. Finalmente, identificar puntos de acuerdo sobre cada tema del orden del día, antes de pasar al siguiente; extraer las implicaciones del acuerdo para la política y la acción grupal y al culminar cada sesión, agradecer a los interlocutores por los aportes.

Cuidemos que nuestros diálogos no se conviertan en una “conversación en tiempo de Bolero, porque contigo, no se puede hablar” como dice la canción del cantante cubano-norteamericano Vicentico Valdés. Aprovechemos la vocación pacifista y al diálogo constructivo de nuestro país, que ha sido una constante a través de los años.

Docente, presidenta de CONFIARP, presidenta Honoraria de APREPA y miembro de la SGIP
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